" Cuando escoges una vida que dedicarás a la
revelación espiritual, estás pidiendo una vida en la que debes montar
esos caballos de la sensualidad con una rienda tensa.
Esta es la vida
para desarrollar el espiritu, y el proceso de recuperar el poder de uno
es doloroso y a menudo implica ponerle una zancadilla al cuerpo, a sus
lazos familiares.
Implica moverle el piso a la culpa y a los celos, a la
dinámica de los incidentes familiares, a la sexualidad, a los
prejuicios.
Y decir en un tono diferente y no obstante único:
«"Yo creé
esto. Nunca fue culpa tuya. Te hice pensar que así era, porque soy un
cobarde.
Te culpé de sentirme inferior, pero no tenía nada que ver
contigo.
Me impuse la falta de amor a mí mismo y en verdad soy yo quien
me he rechazado a mí mismo y me he encerrado en mí mismo.
Fui yo quien
te abandonó; tú nunca me dejaste.
Fui yo el que se revolcó en la
compasión de mí mismo y languidecí en mi pasado.
Nunca estuviste en mi
presente ya que yo nunca estuve allí.
Estaba lejos; estaba en el ayer.
No es tu culpa.
Es sólo un hábito que tengo"
Ramtha
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