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viernes, 5 de junio de 2015
miércoles, 5 de junio de 2013
cuando te ames
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jueves, 18 de abril de 2013
por el amor conmovedor
lunes, 28 de enero de 2013
avanzando
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milagroso,
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poder,
Ramtha,
soy
miércoles, 7 de diciembre de 2011
el épico viaje del hombre
"Pero algo que estoy descubriendo es que
no existe tal cosa como un
accidente".
El truco de la luz
LA OPCION
"Su anuncio en las Páginas Amarillas dice
que Usted puede encontrar a cualquiera".
Ella hizo una pausa, fumó otra vez,
exhaló y dijo lentamente:
"Quiero que encuentre a
Dios".
El truco de la luz
EL
ÉPICO VIAJE DEL HOMBRE
De modo que queréis
dinero.
Una vez
le pregunté a un grupo de gente reunida en un salón qué querían. Y todos
dijeron: "Ser Dios y ser ricos".
Entonces
vamos al grano. Queréis dinero; yo lo llamo oro, pero debemos aclarar este
punto ahora mismo. Vuestro gobierno ya no llama oro al dinero, no desde que la
Decimosexta Enmienda a vuestra Constitución permitió la implementación de los
impuestos y los banqueros internacionales dieron vida a la Reserva Federal.
Apuesto a que pensáis que porque dice
"Federal" es propiedad de vuestro gobierno.
Bueno,
no lo es. La Reserva Federal es propiedad de un grupo de personas que, durante miles de años, han
creado la guerra para obtener
poder por medio de
dogmas religiosos. Son los mismos que ya no usan el oro para patrocinar vuestros dólares, porque vuestro país no posee
oro suficiente para respaldar el papel.
Y son estos individuos soberanos los que
controlan vuestros gobiernos en todo el mundo. Ellos deciden cuántoo vale vuestro papel. No sois
vosotros los que producís la inflación o la deflación; vosotros
no hacéis que las acciones suban o bajen. Eso lo hacen los que
controlan el mundo por medio del dinero.
De modo que yo prefiero el oro por encima de todos vuestros dólares, porque, en un abrir y cerrar de ojos, vuestro papel puede ser inservible. Y el oro, que es un metal tierno, brillante y maravilloso, cuya belleza y rareza han adornado a reyes, nobles, a los ricos y, a veces aun a los pobres, siempre ha conservado su valor.
El oro
es un metal sensible; se regala por amor y afecto porque es suave. El metal
suave absorbe las frecuencias emocionales que están por fuera del cuerpo
físico. Vuestro oro ha conservado su valor emocional por siempre. Poneos el
pectoral de un rey y en contados momentos sentiréis la gloria, porque su
emoción, su gloria, su actitud de superioridad al usarlo, están todas encerradas
en el metal.
Si veis la máscara de un desaparecido faraón, mirad profundamente a los ojos negros y apagados y a la nariz finamente marcada y veréis la tragedia, conoceréis la majestuosidad, porque la cara grabada en oro emana la totalidad del ser que la llevaba puesta.
Entonces, ¿el oro ha conservado su valor por tanto tiempo sólo porque es brillante, amarillo y bello? No. El oro es un metal imparcial; no establece el odio, ni el anhelo de poder, ni el amor, ni la pasión, ni la traición. El simplemente almacena la emoción. En otras palabras, el oro es el alma de todos los otros metales.
Más
bien que dar credibilidad a esta engañosa ilusión de vuestro papel moneda, me
referiré a vuestra búsqueda de la independencia financiera desde el punto de
vista del oro. Porque cuando tenéis oro en vuestras manos, os volvéis
inmortales con esa energía.
A propósito, el oro más grandioso que podáis obtener ha sido derretido y bloqueado, y nadie lo posee. Es así como se le puede transmitir poder y reacción emocional al metal.
Pero regresemos a vuestro gobierno un instante, pues en lo que respecta a estos asuntos, os halláis en una posición muy precaria.
Habéis
estado en una ignorancia flagrante en cuanto al origen de vuestro dinero.
¿Se os ha ocurrido alguna vez
que vuestro dólar
podría perder su valor, sin importar cuánto
tengáis en la caja fuerte?
¿Se os viene a la mente que hay
gente
en altas posiciones que controla
el poder del mundo?
Sois
falibles porque habéis estado en necesidad e ignorancia. Podéis
acumular enormes cantidades de papel en un banco, pero si el papel carece de
valor, ¿qué vais a comer? ¿El papel?
Le habéis cerrado las puertas a vuestro entendimiento respecto de otras posibilidades. Si dinero es todo lo que queréis, entonces vais a morir infelices; os lo aseguro. Porque el dinero no valdrá nada cuando el espíritu llame al alma para que salga del cuerpo y paséis de este tiempo Y espacio, de este mundo controlado por ecuaciones matemáticas. ¡El oro no servirá de nada!
Pero ahí es donde ha estado vuestro corazón; sois muy santos hasta cuando el dinero entra en juego. Los picaros que os han gobernado como una nación y que os han esclavizado por medio de creencias han dicho que nacéis en pecado desde la cuna. Bueno, no es así. Solamente necesitáis. Nacéis divinos. El legado más grande que yo os dejaré para toda la eternidad no ha cambiado. Ya sea que coloque las consonantes en el lugar correcto o no, o si coloco los verbos al principio de la frase y los sustantivos al final, el mensaje está claro.
Vosotros
y el Padre sois uno. Y la vida que lleváis, que respiráis, que impregnáis con
vuestra existencia, es SU amor llamado gracia. El reino de los cielos está
dentro de vosotros. No está en vuestros castillos, ni en vuestro dinero, ni en
vuestra ignorancia. Está dentro de vosotros.
Y me
decís: "Eso no es nada nuevo".
Claro, no es nuevo para vosotros. Pero sólo unos cuantos preciosos entre vosotros lo han vivido. Escuchad: Es nuevo cuando lo aceptéis internamente y vuestra voluble mente se abra y permita que el poder interno actúe. Ese es mi gran legado que va más allá de vuestras cuentas bancarias y va más allá de todo lo que deseéis tener en los bancos. Cuando busquéis aceptar el reino interior impecablemente y por encima de todo lo demás, y cuando viváis esa verdad en medio del fuego, entonces todo lo demás estará a la vista.
Aquí es cuando decís: "Pero todavía necesito ayuda; no creo que Pueda hacerlo solo".
Sé que
muchos sois tullidos, siempre lo habéis sido. Sois los que no tienen Dios que habéis estado muertos porque nunca habéis vivido.
Sois los que no tienen Dios porque nunca habéis conocido al Dios interior, y nunca habéis vivido pues realmente no vivís si no conocéis al Dios interior.
Para sobrevivir simplemente habéis estado revolcándoos dentro de vuestra ignorancia. Habéis estado tratando de sacar la cabeza por encima del temor, las amenazas y la intimidación. Habéis estado bregando a salir de vuestros aprietos a como dé lugar, pero de ese modo nunca podréis salir de ellos, porque verdaderamente nunca habéis vivido. Cuando estáis sin Dios, vuestros únicos medios de supervivencia son el arañazo, la mordida, la camorra, el picotazo, el desprecio, la envidia y la destrucción maliciosa de todo lo que refleja vuestra carencia.
El hombre rico vive en una torre con paredes forradas en oro, tapetes persas y cubiertos de oro. Sus cuartos huelen a lavanda, agua de rosa. De su fuente fluyen fragancia y jazmín, mientras cena con faisán, pescado, higos, frutas y toda clase de cosas maravillosas. Pero se sienta allá y todavía no es feliz.
Y luego tenemos al hombre que no posee ninguna de estas cosas. Pan rancio, agua y confituras son un manjar para él en ocasiones especiales. Sobre su espalda lleva ropa áspera y a duras penas tiene una cama para dormir, pero, no obstante, allí hay gozo. Y cuando pasa por el palacio, no desprecia ni envidia al rico, sino que lo ama como a un semejante. Y sus días no son una horrible experiencia de supervivencia, sino más bien una oportunidad para ser un rayo de luz, para aceptar, ejecutar, amar, ser libre y estar vivo.
Yo puedo cambiar los papeles y hacer que el hombre pobre sea envidioso, despreciable, un chismoso malicioso. Puedo hacer que el hombre rico despierte en alegría, pero sería en virtud de la emoción que está vivo. Estar con vida y encontrar gozo no son el resultado de lo que uno posee en el sentido material.
El
legado que yo os he enseñado durante los últimos diez años no ha cambiado,
porque representa el cenit de una vida que pasa de un réquiem de sueño hacia un
gran entendimiento.
Cuando sois dueños de lo que
está dentro de vosotros,
lo que está afuera ya no
importa.
Cuando
analizo lo que perseguís, el logro de una independencia financiera, veo que
sois valientes, intrépidos y admirables. ¿Por qué digo eso? Porque los demás os han censurado por
desear el oro y de algún modo han intentado acomodar esa censura dentro de lo
que ellos llaman el plan de Dios.
Esta
controversia acerca del oro y Dios es la misma ignorancia que no os ha
permitido aceptar vuestra herencia. ¿Está Dios libre de la maldad del hombre y
del peligro que representa el dinero?
Todo es
Dios. ¿Cómo podéis decir que el oro no existe? ¿Cómo podéis decir que no es un
sinónimo de la vida? El oro es únicamente el conducto de la emoción. Y es el
intercambio de esa energía emocional la inversión que os permite seguir
adelante.
¡Despertad!
Los que manejan el mundo, lo manejan por medio del dinero, porque éste es
poder. Un hombre acaudalado es poderoso, y desea riqueza porque le proporciona
poder. Poder es lo que él busca y la religión ha sido el peón en el tablero. Y
las iglesias son parte de las entidades más ricas del mundo.
Todas
las guerras se han peleado por una creencia religiosa. ¿Cuál Dios va a ganar?
Las
gentes a las que llamáis irlandeses se llamaban antiguos escandinavos en mis
días. Eso fue cuando el sol penetró y llegaron las heladas. Los irlandeses
masacran seres humanos y lo justifican con el pretexto de que es una guerra
santa. Pero es el poder que camina detrás de la creencia religiosa lo que ha
consumado el montaje con el fin de deteriorar el sistema y así ganar control.
Si comprendéis el lado oscuro del oro, entonces podéis entender la luz que saca a relucir las sombras. El oro, el poder y la religión han constituido una inicua combinación a través de vuestra historia, porque toda creencia religiosa está manchada con la sangre de los que conquistaron para establecerse.
Todo el
oro que han obtenido yace en bóvedas, pero Dios, que es la vida, la
inteligencia, el por siempre jamás, es la vida que ha dado origen al oro; es el
pensamiento coagulado de Dios. Así como lo son vuestros dólares; así como lo
sois vosotros. No hay diferencia.
La
ignorancia ha mantenido oprimido al hombre en un abyecto estado de dependencia
y necesidad. Y en algún lugar allá adentro habéis marcado una división entre
Dios que es espiritual y el oro que es dinero. Algunos de vosotros pensáis que
de hecho hay alguna línea divisoria entre el oro y Dios. Y
si estáis dentro de los que piensan así, sois, no solamente hipócritas, sino que os estáis
autodestruyendo, porque los poderosos están acumulando el oro en nombre de
Dios.
Y el político hipócrita que dice que el hombre es malo si busca la riqueza, pero es divino si busca a Dios, está codiciando el oro que le dé el poder para reinar sobre los ignorantes.
Nada de eso es malo; es simple y llanamente la manera como lo habéis prescrito.
Pero el
que condena el oro, condena a Dios. Porque, ¿de dónde viene el oro? ¿De qué
está hecho? ¿Qué le da la vida? No es ni siquiera el oro en sí mismo, sino la actitud
que se asume ante él lo que lo ha hecho tan valioso. El oro no es malo.
Todo lo que tenéis que hacer es mirar a vuestro alrededor y daros cuenta de que
todo vino de Dios, y el único que controla esa realidad es el Padre que está
dentro de vosotros.
Si
toda vida es Dios,
Entonces
vuestro oro también lo es.
¿Y qué
tiene eso de malo? Vosotros lo habéis convertido en malo por medio del pensamiento
limitado y la actitud que hay detrás de ese pensamiento. Y de eso trata este libro. Ya habéis
oído: "Vosotros sois Dios" y "El Padre está adentro". Pero
hasta ahora no os ha servido para nada, porque todavía tenéis la mano extendida
para pedir, desear, necesitar. Sois infelices porque no tenéis suficiente.
¿Cuándo
tenéis suficiente para estar llenos adentro? Nunca. Hay que admiraros por
abordar este tema y continuar leyendo; dice mucho sobre vuestro coraje, vuestro
interés en vosotros mismos y vuestras necesidades. Y si no comprendéis el
legado más grande de todos y solamente queréis, no tiene nada de malo.
Tarde o
temprano abrazaréis la necesidad más grande: conocer a Dios. La necesidad más
grande es abrazar a Dios, vivirlo hasta que veáis que la necesidad es
una limitación y que la libertad para existir en armonía con toda la vida
procede de adentro.
Un
maestro no deja huellas en los últimos días antes de llegar a ser Cristo. Pero
por ahora, con todo el oro que llevéis puesto alrededor del cuello o el que
llevéis en vuestros bolsos o billeteros, vuestras huellas están muy marcadas. *
Es
importante que razonéis sobre lo que VIAJE estoy diciendo,
porque todo ello, si lo razonáis, hará realidad el sueño que tenéis, porque el
conocimiento, no los rituales, es iluminación, lo cual significa estar en
conocimiento de.
¿Cómo reconocéis la verdad?
Cuando sacude vuestras cajas.
Cuando
en un momento me despreciáis por algo que dije, pero que era dolorosamente
cierto, y me amáis en el siguiente momento porque leísteis algo que os exaltó y
que queríais que fuera cierto.
Así es como sabéis la verdad.
Reaccionáis ante ella.
Durante
muchos años algunos de vosotros habéis oído que Dios el Padre y el Reino están
dentro de vosotros, pero todavía no lo entendéis. Eso no tiene nada de malo;
tarde o temprano lo asimilaréis.
Os daré
una verdad muy simple y profunda.
Un
sueño no hecho realidad es una limitación para llegar a ser Cristo.
Miraos
a vosotros mismos: Tenéis todas esas ilusiones, sueños de lo que queréis hacer
y tener. Tenéis que sentiros importantes, queréis seguridad, queréis sentiros a
las mil maravillas. Vuestra lista de deseos va desde una cirugía plástica hasta
poseer abundante tierra y la casa de vuestros sueños. Deseáis comida para
cuatro años y la educación de los hijos pagada. Queréis almacenar todo cuanto
hay, para así poder sentaros relajados a comer bizcochos con mermelada,
limpiaros los dientes, mirar la puesta del sol y decir: "Aleluya".
Todas esas cosas conforman las capas del núcleo del sueño; y pensáis que el dinero está en el núcleo de vuestras necesidades. Eso es lo que tenéis en común con todas las otras personas que leen este libro; eso es vuestra conciencia colectiva. Pensáis que el dinero es la respuesta a todas vuestras oraciones. Algunos de vosotros hasta compraríais el amor para uno o dos días con dinero.
En vuestra conciencia el sueño de no tener dinero es una limitación.
Es pensamiento limitado. Mientras ese pensamiento permanezca dentro de vosotros, nunca llegaréis a ser Cristo. Y llegar a ser Cristo es el épico destino del hombre.
"Es como si el mundo y todas
sus posibilidades estuvieran esperándonos para..."
"¿Sí?"
"Crearlas, darles vida".
"¿ Qué nos impele a crear ciertas realidades
y a descartar otras?" preguntó Valeriee.
Pensé la respuesta antes de contestar.
"No estoy seguro, pero creo que
tiene algo que ver con lo que la persona cree
que es cierto... real".
"Creo que una persona ve o 'crea'
lo que cree, o sea lo que realmente
cree,
no simplemente lo que desea
que sea cierto.
Muchas personas desean ser ricas.
Pero los que verdaderamente
creen que merecen ser ricos, lo
son".
El truco de la luz
Extracto del libro: Independencia Financiera
jueves, 10 de noviembre de 2011
Convertirse en Dios
La única manera de conocer y convertirse en Dios es vivir y abrazar la vida plenamente, experimentar todas las situaciones, sentir todas las emociones, realizar cada acto, sea sublime o miserable, para que tu alma posea la sabiduría de toda la vida dentro de sí...
Nunca sabes lo que sufre el rey hasta que eres un rey. Y el rey nunca conoce la humildad de su sirviente hasta que se convierte en un sirviente. Y la mujer piadosa no conoce la miseria de la concubina hasta que se convierte en ella. Y la concubina no conoce el juicio de la mujer casta hasta que lo es. Por eso, el camino hacia una vida virtuosa lo abarca todo. Incluye cada personaje, cada situación ilusoria creada dentro de la conciencia del hombre.
Por eso, las entidades más nobles y más sabias han vivido cada situación creada por las aventuras de la humanidad. Ellos han sido la prostituta y el sacerdote, el gurú y el granjero, el asesino y la víctima, el conquistador y el conquistado, el padre y el hijo. Sólo condenas en los demás lo que no puedes aceptar en ti mismo.
Al crear el hombre la noción de lo bueno y lo malo, lo perfecto y lo imperfecto, también ha creado las trampas llamadas culpabilidad y remordimiento que han hecho siempre tan difícil progresar en la vida. Pero yo te digo: cualquier cosa que hayas hecho -a través de la virtud de tus muchas vidas en este plano- nunca ha sido mala, ni tampoco buena. Ha sido simplemente una experiencia de la vida que te ha ayudado a llegar a ser quien eres ahora.
Cualquier cosa que hayas hecho, por vil o miserable que haya sido, la hiciste simplemente con el fin de crear un aprendizaje para ti mismo. Y a lo largo de ese aprendizaje te has dañado, dolido, entristecido, y te has degradado a ti mismo y, sin embargo, te has elevado por encima de ello, porque aquí estás ahora, dispuesto a conocer y abrazar la belleza que tú eres. Tu alma anhela todo aquello que no ha experimentado.
Cuando tu alma anhela una experiencia, ello significa que necesita información emocional sobre esa experiencia. Por eso, tu alma creará un sentimiento -llamado deseo- que cautiva la totalidad de tu ser y te impulsa hacia una aventura, una experiencia. Entonces, cuando la experiencia ha terminado y las emociones se calman, has obtenido, gracias a esa experiencia, un tesoro mucho más valioso que todo el oro de este plano, te ha hecho avanzar hasta la sabiduría; lo cual indica que tu alma dice que ya nunca más tendrás que experimentar eso otra vez, pues has adquirido todo el entendimiento de ello.
Entonces, tu alma perseguirá otro anhelo, y serás impulsado a hacer otras cosas, porque lo necesitas, lo quieres, porque el fuego dentro de ti te impulsa a experimentar toda la vida.
Ahora, ¿piensas que alguna vez te aventuraste a experimentar algo sabiendo que te haría daño o que ibas a fracasar? No. Siempre te has embarcado en cada aventura con gran curiosidad, interés y placer. Y aunque al principio el resultado era un tanto incierto, la emprendiste simplemente porque nunca lo habías hecho antes.
La experiencia era nueva y excitante y querías aprender de ella. Y aunque la aventura pudo causar dolor, eso te ayudó a comprender la emoción llamada «dolor», lo que aumentó tu entendimiento de la vida. Así pues, esa experiencia tuvo un propósito en tu vida. Cada cosa que haces, en el preciso instante en que la estás realizando, sabes en tu alma que la experiencia es buena para ti. Es sólo después de haber experimentado la aventura, y los sentimientos derivados de ella se han transformado en sabiduría, cuando averiguas que quizás lo hubieras podido hacer mejor o de otra forma.
Pero nunca habrías sabido que había un mejor camino si no te hubieras embarcado primero en la experiencia y obtenido de ella la joya de la sabiduría. ¿Y debe alguien ser juzgado por eso? No, porque eso se llama inocencia, y también educación. El fracaso es una realidad sólo para aquellos que creen en él. Pero nadie realmente fracasa en la vida. Jamás. A pesar de cada cosa que hayas hecho, ya sea miserable, despreciable o a escondidas -que realmente no lo es-, sigues vivo, y eso es algo milagroso.
Fracasar significaría detenerse, sin embargo, nada puede parar, porque la vida es siempre continua; avanza a cada momento. Por eso, nunca puedes permanecer estancado o retroceder en la vida, ya que cada momento de la expansión continua de la vida siempre trae más y mayor entendimiento.
Tú nunca has fracasado. Siempre has aprendido. ¿Cómo podrías saber lo que es la felicidad si nunca has sido infeliz? ¿Cómo sabes cuál es tu meta sino una vez que la alcanzaste y te diste cuenta de que era un color diferente del que habías imaginado? Tú nunca has cometido ningún error. Jamás. Nunca has hecho nada malo. De quéte sientes culpable?
Todas tus equivocaciones, tus fracasos y tus errores son lo que se llama, apropiadamente, «pasos hacia Dios», paso a paso. Y sólo has llegado a saber todo lo que ahora sabes a través de haber dado todos los pasos. Nunca te sientas culpable de aprender. Nunca te sientas culpable de saber. Eso se llama iluminación. Debes entender que has hecho lo que necesitabas hacer; todo fue necesario. Y tomaste todas las decisiones acertadas, todas.
Tú vivirás mañana y también el bendito día que le seguirá, y todos lossiguientes. Y lo que descubrirás en esos días es que sabes más de lo que sabes hoy. Sin embargo, el día de hoy no es un error; te guiará hasta la eternidad. Tú tienes la opción de crear tu sueño de cualquier manera que elijas. Pero como quiera que lo crees, para tu propio entendimiento emocional, estás añadiendo algo a la totalidad de la conciencia en todas partes; nunca le quitas, nunca puedes quitarle. Cada aventura que emprendes felizmente añade algo al fervor e intensidad de la vida.
Cada pensamiento que abrazas, cada ilusión que experimentas, cada descubrimiento que haces, cada cosa vil y miserable que haces amplía tu entendimiento, que a su vez alimenta y amplía la con ciencia de toda la humanidad y expande la mente de Dios. Si piensas que has fracasado en la vida o hecho algo equivocado, disminuyes tu capacidad de percibir tu propia grandeza interna y externa, y tu importancia para la totalidad de la vida.
Nunca desees suprimir nada de tu pasado -ni una sola cosa- porque la ficción de todas tus experiencias, sublimes o desgraciadas, ha producido dentro de tu alma las magníficas y hermosas perlas de la sabiduría. Esto quiere decir que ya nunca tienes que volver a soñar esos sueños, ni crear esos juegos, o experimentar esas experiencias, pues ya las has experimentado y sabes lo que se siente, tienes en tu alma su información; se llama sentimientos, el tesoro más auténtico de la vida.
Tu vida ha sido un maravilloso espectáculo del fuego que vive dentro de ti. Debería ser contemplada con reverencia, santidad y divinidad. Porque sin importar lo que hagas, siempre eres Dios. Sin importar la máscara que lleves, eres Dios. No importa qué tipo de relación estés experimentando, sigues siendo Dios. Tú eres merecedor de las aventuras de esta vida, de cada una de ellas. Y más aún, eres merecedor de las espléndidas aventuras que todavía te esperan.
Pero nunca te convertirás en el Yo Soy ni entrarás por las puertas de la eternidad hasta que te des cuenta de que todo lo que has hecho, lo has hecho simplemente para adquirir la comprensión del Dios que eres, que se demuestra aquí y ahora por la virtud de todas tus experiencias sobre la plataforma llamada vida. Así que tú, que llevas un abrumador bagaje de cargas sobre tus espaldas, si eso te hace feliz, que así sea.
Pero si has aprendido todo lo que se puede aprender de ellas y estás cansado de ellas, deshazte de ellas. ¿Cómo? Amándolas, abrazándolas y permitiéndoles vivir en tu ser. Cuando hayas hecho eso, no te retendrán nunca más. Abraza tu vida. Sabe que eres divino y que la fuerza de tu ser está ahí gracias a todo lo que has hecho. Termina con la culpabilidad. Termina con la farsa de la pena por uno mismo. Deja de poner cargas sobre ti mismo. Deja de echarle la culpa a los demás.
Toma las riendas. Te pertenece. Ahora, ¿qué ocurre cuando has abrazado todo lo que has juzgado, amado todo lo que has despreciado, vivido todas tus ilusiones y perseguido todos tus sueños? Puedes mirar a otros que están experimentando estas mismas cosas para su aprendizaje, y puedes entenderlos y sentir compasión por ellos. Entonces, puedes amarlos como el Padre te ama y permitirles la virtud de las experiencias de sus propias vidas. Entonces te conviertes en lo que tú llamas un santo. ¿Cómo crees que llegas a ser un santo?
Ciertamente no absteniéndote de la vida, ni escondiéndote en una cueva o un templo quemando incienso, o sentándote en lo alto de una montaña contemplando Dios sabe qué. Te conviertes en santo sólo viviendo la vida -que es el Padre- y experimentándola hasta sus límites, para que la virtud de la sabiduría culmine en una entidad capaz de abrazar la totalidad de la humanidad y amarla. Ves, sólo condenas en los demás lo que no puedes aceptar en ti mismo.
Si has vivido todas las situaciones y encontrado paz en ellas, entonces es fácil entender a otros y permitirles ser, sin juzgarlos, porque tú has sido ellos, y sabes que si los juzgas a ellos te estás juzgando a ti mismo. Entonces adquieres la virtud de la verdadera compasión, y las profundidades del amor existirán dentro de tu alma. Entonces serás, en verdad, un Cristo, porque entiendes, amas y perdonas a tus amados hermanos en sus limitaciones.
Cada uno en este mundo -ya sea un hambriento, un lisiado, un granjero o un rey- ha elegido su experiencia con el propósito de aprender de ella. Sólo cuando haya aprendido de ella y esté satisfecho con ella, pasará a otra experiencia, que le brindará una comprensión aún mayor de su Yo más profundo.
Cuando te conviertes en un maestro, puedes caminar entre el lodo y las tinieblas de la conciencia limitada y conservar tu totalidad, porque entiendes a las grandes masas y el por qué de su manera de ser, pues una vez tú fuiste así. Les permitirás la libertad de ser limitados -y eso es amor verdadero porque sabes que esa es la única manera como pueden aprender a tener un entendimiento ilimitado y a amarse unos a otros, lo cual es, de hecho, amarse a sí mismos totalmente.
Y cuando veas la cara de otro en la muchedumbre -sin importar su color, limpieza o apariencia- mirarás a la entidad y verás a Dios en él, porque si miras lo bastante cerca encontrarás a Dios en cada uno. Cuando sitúes a la gente en el lugar donde pertenecen, en su Dios-fuente, sabiendo que sin importar lo que hagan, están viviendo para el Dios dentro de sí mismos -así como tú vives para el Dios dentro de ti- entonces puedes aprender a amar a toda la gente.
Cualquiera que sea su expresión, ahora puedes, por primera vez en tu existencia, amarlos verdaderamente, pues tu amor no está gobernado o restringido por el juicio. Y así es en verdad, como es un Cristo -el hombre que vive como Dios- dentro de su ser. ¿Cuál es tu camino en la vida? Seguir siempre tus sentimientos, escuchar a los sentimientos de tu alma y lanzarte a vivir las aventuras que tu alma te impulse a experimentar.
Tu alma, si la escuchas, te dirá lo que necesitas experimentar. Si te sientes aburrido o no tienes deseo de hacer algo, ello significa que ya lo has experimentado, que has adquirido la sabiduría de esa aventura. Pero si quieres hacer algo, esa urgencia dentro de tu alma significa que debes vivir la experiencia y su virtud. Si te abstienes de ella, sólo estás posponiendo la experiencia hasta otro momento y otra existencia. Vive la verdad de lo que sientas dentro y ama a quien está sintiéndolo. Entiende que el sentimiento debe ser expresado y satisfecho.
Como convertirse en un Dios
Cuando quieras hacer algo, sin importar lo que sea, no es sabio ir en contra de ese sentimiento, pues hay una experiencia esperándote y una gran aventura que hará tu vida más dulce. Si escuchas a tus sentimientos, siempre estarás haciendo lo más apropiado para la evolución de tu hermoso ser hacia la sabiduría profunda. Es cuando vas en contra de tus sentimientos cuando sufres la enfermedad, la neurosis y la desesperación. Sigue a tu corazón, a tus sueños, a tus deseos. Haz lo que tu alma te pida que hagas, no importa lo que sea, y hazlo hasta el final; entonces continuarás con otra aventura. Nunca serás juzgado a menos que aceptes los juicios de aquellos a tu alrededor.
Llegará un momento, en esta vida o en las próximas, en el que habrás alcanzado ese punto donde ya no tienes el deseo de hacer esto o aquello, sino simplemente «ser». Nunca más maldecirás o juzgarás a la prostituta, al ladrón, al asesino o al país que está en guerra. Habrás vivido todas esas cosas y sabrás lo que se siente al serlas.
Estarás tan completo con las experiencias de este plano, que ya no habrá nada que te arrastre otra vez aquí para experimentar. Entonces partirás hacia nuevas aventuras en planos superiores de existencia. Cuando contemples lo que te acabo de decir, percibirás y entenderás un valor en ti mismo que es la demostración intencional del Dios poderoso, el fuego y la vida que tú eres. También entenderás que cualquier dirección que tomes en la vida, ese va a ser el camino hacia tu iluminación. Y por cada aventura a lo largo del camino, obtendrás una percepción mayor del misterio que eres.
Llegarás a amar lo que eres, a acariciarlo y a pulirlo, hasta que la luz de tu ser pueda competir con la gran Luz del firmamento y la paz de tu ser pueda competir con la medianoche, cuando todo está tranquilo en la Tierra. Nunca más te negarás a ti mismo. Nunca alterarás lo que eres, ni juzgarás lo que eres. Permitirás aquello que has de ser.
Ramtha - J.Z.knight- (Extractos del texto original) (c) todos los derechos reservados
Publicado por Despertando Conciencias Producciones el marzo 4, 2011 en 3:26 PM
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