La verdadera historia de un
Maestro.
Los santos y los maestros
del pasado sabían de un conocimiento oculto que tú no sabes. Ellos
entendían la alquimia del ser y que el verdadero ser es aquel al que
el ser artificial le suplica. Y entonces ¿quién eres? Ni siquiera
lo sabes todavía, pues lo único que has hecho en todas tus
encarnaciones es concederle los deseos a tu cuerpo emocional. Ni
siquiera te han crecido alas para volar todavía. Piensas que la
máxima euforia consiste en engañar a tu cuerpo y a tu mente.
¿Piensas que eso es todo? Qué desgracia la tuya. Piensas que la
gran euforia es la comida; que la gran euforia es el victimismo.
Piensas que la máxima euforia es la pena, la culpa y la vergüenza.
¿Y no sabes que alguien le está rogando eso a alguien?
No hay mujer que no sea
divina por justo derecho. Es sólo que te has engañado a ti misma al
pensar que no lo eras; realmente lo has hecho. Y piensas que el
hombre es tu enemigo. El hombre no es tu enemigo, tu enemigo es tu
engaño. Ese es el enemigo. Y no hay ningún hombre en esta
audiencia que no sea Dios. Pero piensas que tu enemigo es tu
sexualidad, que el enemigo es la conquista. Ese no es el enemigo.
el enemigo eres tú mismo, las voces. Porque si a todos vosotros os
despojásemos del cuerpo mientras estáis ahí sentados, seríais los
Dioses olvidados que están empezando a despertar.
¿Quién serías y cómo
serían tus relaciones si prescindieras del cuerpo? ¿Te seguirían
amando tus amantes? ¿Te seguirían amando tus hijos? ¿Los seguirías
amando tú? Así es el Observador.
Quiero que trabajes en el
principio de ocupar la posición del Observador y de que
verdaderamente observes. Y que no ocupes nunca la posición de las
emociones ni la posición de la culpa; ni siquiera la reconozcas. Y
nunca ocupes la posición de la víctima; ni siquiera la reconozcas.
Ni tampoco la posición de tu sexualidad; ni siquiera la reconozcas.
Ni la posición de la carencia; ni siquiera la reconozcas. Quiero
que seas el Observador, aquel con el que están intentando
comunicarse las voces que siempre has sido.
Cuando eres el
Observador tienes que crecer mucho.
Muy pocas personas llegan a esta fase de la iluminación, porque
están tan apegados a sus fallos, a todas las razones por las que no
pueden ser algo, tan apegados a su humanidad que niegan a su Dios a
cambio de sentirse bien. Si ir a tu revisión de la luz acompañado
de alguien que te observa tiene un propósito, entonces quiero que me
escuches muy atentamente. La misma situación ocurre cuando te
conviertes en el Observador y observas tu mente de mono. Y cuando
lo podemos hacer aquí, sin morir, es cuando hemos descubierto la
verdad, la verdad oculta de los maestros. Y entonces nuestro
trabajo consiste en continuar volviéndonos el Observador y hacer a
un lado la imagen hasta que sólo seamos el Observador. Entonces
podemos decir: "Dios mío, soy Dios-hombre, Dios-mujer manifestado.
Sé lo que fue ser Yeshua ben Joseph. Sé la verdad. He comprendido
aquello que nadie pudo hacer." ¿Y por qué no pudieron? Porque se
preocupaban demasiado de su vida, su reputación y sus cuerpos.
Te estoy diciendo lo mismo
que te dice tu Observador: "Si pudieras ser yo, superior a tu
imagen, tu imagen moriría, pero te juro que conocerías la vida
eterna". Ese es el mensaje. "No es a mí, a Yeshua ben Joseph, a
quien sigue la gente." Pero lo que él decía era: "¿No sabes que el
Padre que vive en mí es el Padre que vive dentro de ti? Y que todo
aquel que escuche la voz del Padre, aunque deba dejar la casa de su
madre y la casa de su padre; aunque deba dejar a su esposo o a su
esposa, ¿no sabes que aún así heredará el reino de los cielos?" Ese
era el mensaje. Estaba hablando sobre el Observador.
¿Tienes que sufrir para
convertirte en el Observador? Al principio sí, pero después es muy
sencillo, porque eres verdaderamente puro, y el Observador en ti
está feliz como un bebé. Es un ser feliz y al crecer será más sabio
y más feliz, y está conectado con el Vacío. He regresado para
enseñarte a hacer esto. Y también para decirte que puedo hacer
muchas cosas por ti y hacer que se te caigan los calzones de la
impresión, como lo he hecho alguna vez. Pero lo que realmente deseo
es enseñarte lo que sé, trazarte las huellas y decirte que
simplemente lo hagas. Sólo hazlo; dedícate a ello y cosecharás la
recompensa. Y cuando me vaya, se te habrán despegado las alas y
serás capaz de volar. Lo harás. Y empezarás a ejercitar la
voluntad divina. Te levantarás y serás audaz, como yo lo he sido
esta noche. Te levantarás y dirás: "Estoy cansado de estar enfermo
y de ser un blandengue. No volveré a serlo jamás. Jamás volveré a
llorar. Jamás volveré a sentirme carente. Estoy cansado de
hacerlo. No volveré a hacerlo jamás." Y no te importará lo alto
que grites ni quién te esté escuchando.
Te levantarás y te
sucederá; estarás encendido, y será una espléndida mañana.
Esa es
la espléndida mañana. Y dirás: "Me da igual. No volveré a vivir
así jamás. Jamás volveré a ser un hipócrita. ¡Estoy harto! Me
siento desdichado e infeliz. Estoy cansado de tomar calmantes, de
sentirme viejo, de estar enfermo. Estoy cansado de que me
rechacen. Estoy cansado de vivir para que los demás me hagan
feliz. Dios mío, estoy cansado de hacerlo".
Y ese será el día en
que vivirás tu mañana. Y tus alas ya no estarán pegadas.
Quiero que digas esto como el Observador:
Yo soy Dios,
Señor Dios de mi ser.
Tengo dominio sobre mi vida.
De aquí en adelante rechazo lo siguiente;
no permitiré ni aceptaré los mensajeros,
las manifestaciones de mi pasado.
Rechazo mi victimismo y no lo observaré ni ensalzaré,
permitiendo que mi vida sea inferior a Dios.
Y yo, el Señor dios de mi ser,
rechazo la carencia en todas sus formas,
su conexión con mi tiranía, con mi victimismo,
pues no aceptaré la carencia y siempre tendré todo lo que deseo.
Como el Señor Dios de mi ser,
yo rechazo absolutamente los padecimiento y la enfermedad,
ya que soy un Dios feliz cuya risa es como un trueno.
Y ningún día de mi vida se verá perturbado ni mancillado por la enfermedad,
pues yo, el Señor Dios de mi ser,
rechazo en este momento aquello que se llama el envejecimiento y la muerte.
Soy un ser eterno que nunca ha conocido la muerte, por lo tanto,
ordeno a la ley de la vida eterna que vive dentro de mí,
que habite en mi cuerpo eternamente.
Como el Señor Dios de mi ser,
el Señor de mi genética,
la voz de mi ADN,
yo decreto un cuerpo joven,
yo ordeno energía vital,
que todos los días de mi vida eterna
yo viva en la juventud de mi existencia.
Desde el Señor Dios de mi ser,
yo rechazo en este día cualquier cosa que sea inferior a lo que yo decreto.
Tampoco aceptaré los mensajeros de mi personalidad,
y lo único que vendrá hacia mí, son las leyes que he ordenado esta noche.
Digo esto desde el Señor Dios de mi ser.
Por la vida.
Que así sea.
- Ramtha
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El mensaje de Ramtha siempre ha sido el mismo por mas de
treinta años. Su originalidad es simple pero profunda:
"El
poder siempre ha estado dentro de ti.
Tu eres un ser divino, el creador de tu realidad a través de tus
pensamientos.
Conquístate a ti mismo.
Conquístate a ti mismo.
Yo he venido a recordarte lo que se
te ha olvidado y llevarte a un nuevo despertar como lo tuve yo hace mucho
tiempo.
Por una vida extraordinaria!"
Ramtha
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Escuela
-artículo copiado desde el siguiente enlace: http://www.mexram.com/gandalf.htm - Escuela de la Iluminación de
Ramtha - Coordinación
México
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